Me llamo Elena, y soy educadora infantil titulada. Tengo una larga experiencia trabajando con niños. ¡Me encantan! Y por eso he decidido crear el Faro; para hacer de mi pasión mi medio de vida.
Siempre me han gustado los faros. Me hubiera encantado vivir en uno. El oficio de farero me parece muy bonito: vivir en un lugar precioso cuidando de una construcción que permite guiar, orientar o cambiar el rumbo.
Para mi la luz del faro es un mensaje que acompaña, no arrastra, no coacciona, no empuja, sólo invita y deja libertad a cada uno para elegir. Es como un guía para llegar a buen puerto, para ser feliz.
Eso es lo que intento plasmar con el faro, hacer sentir al niño que cuenta conmigo, que estoy aquí para proporcionar ayuda y seguridad cuando lo necesite, estando siempre ahí, cerca, pero no encima. Simplemente acompañándole, con respeto y amor.